viernes, 5 de mayo de 2017

¿El debate crea a gente mentirosa?

Estoy cansado de ver cómo el debate se ha convertido en la plataforma perfecta de la mentira. Es imposible biológicamente que alguien dependa de un simple papel para posicionarse rotundamente a favor o en contra de un tema concreto: como nosotros mismos muchas veces con esa muletilla de "defenderemos con un rotundo sí o no". Y es que me recuerda directamente a muchos de nuestros políticos de hoy en día, esos especialistas charlatanes que solo hablan lo que creen que la gente quiere escuchar; que, si tienen una opinión sobre algo no la dan para no quedar mal en el Parlamento o para que el dirigente de su grupo parlamentario no lo eche de sus filas. También me recuerdan a esos abogados que simplemente defienden un asesinato o un delito para ganar su sueldo. Eso no es democracia. Eso no es decidir acorde a tus principios, a una opinión personal bien fundamentada. Eso es mentir, y en mi opinión el debate escolar se está desviando hacia la mentira y la falsedad, y no hacia lo que de verdad nos va a ser útil en el futuro: la coherencia, la veracidad, el saber reconocer nuestros fallos y no tratar de esconderlos. El trabajo en equipo, el contraste de opiniones y la capacidad de llegar a acuerdos sin partir de una opinión rotunda e inmutable; que al fin y al cabo convence menos que un presidente del gobierno de los últimos tiempos.

¿Y cómo me doy cuenta de que es la plataforma ideal para aprender a mentir y a manipular la verdad y los hechos? Porque, un papel de favor o en contra te va a hacer que todo lo que digas tenga que ser algo ya reglado, estudiado... falso y poco convincente en definitiva. Creo que la verdad en cada uno (nunca defenderé una verdad absoluta) existe por sí sola, y que la mejor forma de convencer y evolucionar hacia el entendimiento y la mejora es esa coherencia de la que hablaba. Manipulamos las fuentes según nos convenga, nos estudiamos datos que podemos usar a favor pero que podemos darle la vuelta si nos toca en contra. Esto no es un ejemplo para el futuro, y más vale que nos demos cuenta pronto. Porque algún día seremos nosotros los que estaremos delante de una cámara o antes miles de ciudadanos, y cuando tengamos que avanzar hacia el progreso no valdrá decir lo bueno que es nuestra idea, los datos que la avalan siendo o no relevantes y cuantas frases de algunos filósofos se corresponden con ella. No. Eso no lleva a ningún punto. Estoy cansado de sentirme nervioso por tener que defender rotundamente algo en puntos de vista extremos. Esto no es ser crítico. Las búsquedas que realizamos no lo son, pues como dije pensamos con qué nos puede salir el "rival" para contraatacar y "ganar", llevarnos la verdad. Pero es que así no va la cosa. Eso no es por tanto ser democrático. Cansado de ver al típico debatiente nervioso que tiene que afirmar y reafirmar algo que ni el mismo se cree y que no convence. Lo coherente con uno mismo es lo único que consigue persuadir. Cansado de ver debatientes (yo incluido) que tenemos que movernos por el espacio para "dar sensación de seguridad y convicción", pero eso es alimentar al lobo de la mentira. ¿Queremos que el mejor debatiente sea ese? ¿El que es capaz de manipular mejor la verdad, disfrazarla según le convenga y ser capaz de que todos se la traguen? Para mí eso no es ser debatiente.

Y es que está plenamente relacionado con el tema que se nos ha presentado en este debate: ¿Es el sistema educativo actual óptimo para crear ciudadanos democráticos? Desde luego si la educación se limitara a esta forma de debate: no, en mi opinión. Claro que un debate consiste en la contraposición de dos puntos de vista, la defensa de estos y la capacidad de convencer. ¿Y qué solución proponemos para que podamos seguir disfrutando del debate escolar de competición? 

Lo único que debería cambiar en el debate, por tanto, serían la actitud personal/humilde/propia/humana; de forma que no parezcamos actores nerviosos más o menos buenos. Al fin y al cabo, eso es ser crítico. No nos consideraremos poseedores de la verdad absoluta, sino simplemente capaces de ver más allá del contrario en la búsqueda. Así, la convicción debe venir por sí sola, sin necesidad de pasearnos como locos por la sala, tartamudear por miedo a no estar seguros de lo que decimos... Yo puedo estar de acuerdo tanto con pros como con contras en temas incluso extremos y delicados, aunque no con la "decisión final", pero, es que esa no la tenemos que tomar nosotros. Así es que podremos ser coherentes y críticos. No mentir. Creo que nuestra visión, o en este caso los pros y contras se pueden contar también desde una silla sentados, no debe depender de lo que se aparente, aunque ayude.



Que no se convierta el debate escolar de competición en una obra de teatro donde hay buenos y malos y gana quien mejor actúa. Eso no es ser crítico. Eso no es ser democrático.

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