"La
vida no es el tiempo que pasa, es lo que pasa en un tiempo. Y para que pasen
cosas hay que estar en el momento oportuno. Haceos presentes siendo vosotros
mismos".
Rafael
Monjo, director de Becas Europa
El fin de semana... Bien. Como introducción diré que eran las 10:20 y mi
madre y yo íbamos a salir en coche hacia el hotel donde me recogería a mí y a otros
12 cordobeses hacia Madrid. Mi madre preparada en el coche abajo; yo cerrando
la maleta. Clic... la contraseña. Si.., no tenía ni idea de cuál era la
contraseña que le había puesto. El autobús salía en media hora y yo estaba a 15
minutos en coche del hotel, con un equipaje encerrado en una maleta. Sin
pensarlo demasiado cogí un boli bic y abrí la maleta. Ropa a los bolsos viejos
de la playa y yo mientras probando combinaciones desde el 0001. Clic. Abierta.
Milagro. Ropa adentro otra vez y rumbo al bus. Sin duda, aquel momento me decía
que ya nada podía salir peor. Llegué el último, pero llegué. Justo salimos en
autobús. Allí conocí al resto: cordobeses y malagueños. Empezaba a darme cuenta
de la enorme suerte que había tenido al conocer a tanta gente especial, no por
notas (que eso no importó en ningún momento) sino porque cada uno tenía algo
diferente. Qué ganas tenía de llegar para conocer al resto y vivir a tope
aquella experiencia, y a la vez qué pocas ganas de llegar y que pasara todo
como un suspiro. Tempus fugit, nos repitiron varias veces allí. Y así fue, el
tiempo voló. (seguir leyendo)
Cogimos nuestras acreditaciones, mochila, manual y bolígrafo, y
nos reunimos con un grupo de 10. Diez personas de todas las esquinas de España,
con acentos distintos y personalidades también diferentes. Todos increíbles,
con sueños y mucho criterio. Cinco sesiones de meeting en el auditorio, enorme
con un piano de cola en el escenario. Rafael Monjo, Fernando Apan, Juan Manuel
Cendoya, Jose Luis Parada y Rodrigo García. Me gustaría exponer en entradas
posteriores cada charla, porque aprendí un montón y me encantaría que también
tuvieseis la oportunidad de escuchar aquello que no se suele hablar todos los
días. Sorprendentemente, la misma persona que me hizo la dinámica de grupo en
Sevilla, Carola, era la organizadora del programa de Becas Europa, y estuvo
allí con nosotros dirigiendo.
Después, una gymkana que me marcó muchísimo. Nuestra primera
prueba era un tipo test en grupo sobre geografía, historia, deportes,
ciencias... Diría que la mayoría de las preguntas no tenía ni idea, y ver cómo
el resto del equipo las respondían y podíamos discutir sobre cuál era la
acertada me pareció increíble. Acostumbrado en clase a preguntas sencillas que
sabemos responder, y cuando una se pasa de complicada nadie la sabe, allí vi
cómo ya podían prescindir de mí, y que yo los necesitaba a ellos para pasar la
prueba. El resto de pruebas supimos trabajar en grupo y apañárnoslas. Construimos una torre con pajitas, interpretamos películas, resolvimos acertijos... Un
grupo completito, en el que cada uno aportaba realmente su grano de arena, y no
es por poner la frase y que quede bien; era así sin duda. Aprovechamos los
desplazamientos en bus o las comidas para debatir sobre las charlas de la
mañana, contar experiencias personales, algún que otro chiste y reír mucho.
Teníamos en el grupo a dos coordinadores, antiguos participantes, que más que eso eran nuestros amigos. Nos
enseñaron su experiencia, y recordaron ellos también la suya pasada. Se respiraba
muchísima ilusión y buen rollo en el ambiente, y las caras de alegría y pasión
se veían en cada esquina de la universidad Francisco de Vitoria. Luego, una entrevista
personal en la que traté de hacerle ver cómo era yo tal cual, con mis inquietudes y
mis nervios. Y una visita a la ciudad financiera de Santander, donde
recibimos en un auditorio enorme al vicepresidente del banco.
Expusimos el trabajo grupal el último día (sábado), y fue muy muy
gratificante. Ver cómo cinco miembros del jurado, profesores universitarios de
medicina, enfermería, biotecnología, psicología... se quedaban impresionados
con el trabajo de tantos meses. Un equipazo, del que doy gracias a los cinco
que confiaron en mí para hacer un proyecto juntos. Por sus ideas ingeniosas,
por su tremenda organización, por sus ánimos y apoyo al grupo, por el gran
ambiente que creamos y por el compromiso. Por miles de cosas, gracias a las
cuales llegamos a tiempo y con muy buen resultado final.
Así, los 300 aprovechamos dos días como si fueran dos meses. Rafa
tenía razón. Fuimos nosotros mismos, y nos incendiaron los ojos con aún más
ilusión y ganas de esforzarnos en devolver el favor que estos años atrás tantos
habían hecho por nosotros padres, profesores y amigos. Él decía en el acto inaugural: "Hoy en día vuestra
vida no es un proyecto, es un proyectil. Está lanzado y no podéis
volver hacia atrás; pero sí podéis apuntar hacia dónde creáis que está la
felicidad". Ahora es nuestro momento. El esfuerzo, decía, es condición
necesaria, provoca resultados y genera esperanza. Alguien espera algo con
vosotros, y no depende todo de vosotros, pero está en vuestras manos. Nosotros fuimos afortunados porque tuvimos la suerte de que nos lo contaran, pero ahora yo lo hago a vosotros. Sólo es necesario tener pasión por lograrlo. Atrévete
a hacer de tu vida algo espectacular. Y para ello, recuerda:
"La
vida no es el tiempo que pasa, es lo que pasa en un tiempo. Y para que pasen
cosas hay que estar en el momento oportuno. Haceos presentes siendo vosotros
mismos".
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