Trago la última uva. La pálida noche retumba las campanas, y mi casa parece enmudecer. Yo sigo plantado delante del televisor, pero mi sombra parece recorrer ya varios metros bajo tierra. Y de repente la eternidad.
Explicación
Con la última uva he querido que el lector sitúe la trama en un hipotético año nuevo, pero al mismo tiempo estoy haciendo una reflexión a la muerte. Las campanas de la Uno son sustituidas por las de un entierro, y mientras todos callan cuando tragan la última uva en casa, mi casa (mi cuerpo) muere. Aun así, tengo fe en un YO que permanece, que continúa iluminado por un televisor encendido, aunque mis restos, mi sombra, queden bajo tierra. Utilizo el verbo parecer, para marcar subjetividad y desconocimiento. Con la última frase doy a pensar que la línea entre la vida y la muerte, o la eternidad para otros, es muy fina, contraponiendo lo inmediato con lo eterno, tan relacionados.
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